Escribo desde que tengo uso de razón. Con seis añitos ya tenía mi propio diario personal, aún conservo todos los que he rellenado a lo largo de mi vida. Me encantaba llegar a casa, poner música clásica, sobre todo barroco, y sentarme a redactar. Pronto empecé a presentarme a concursos literarios. Gané muchos premios. Tenía diecinueve años cuando un poeta vino a Soria, para exponer en una feria del libro, leyó mi obra y decidió publicar mi primer poemario: "Vientos, voces y días de ira". Fue absolutamente mágico. Y entonces llegué al fascinante Madrid, y me envolvió el ruido y la prisa... y dejé de escribir para mi. Hoy he decidido que tengo que volver a llenar mi realidad de poesía. ¡Comienza otra nueva etapa!
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